Trastornos de la deglución: Disfagia

Trastornos de la deglución: Disfagia

La disfagia podríamos definirla como aquellos problemas que alteran la deglución normal (“trastorno de la deglución caracterizado por una dificultad en la preparación oral del bolo o en el desplazamiento del alimento desde la boca hasta el estómago” (Report of the Ad Hoc Commitee on Dysphagia, 1987)). Una definición sencilla, para una patología muy compleja.

Esta patología, que tiene una prevalencia de un 24% a un 45% en pacientes neurológicos, puede provocar malnutrición, neumonía por aspiración, infecciones respiratorias e incluso la muerte. Por ello, es de vital importancia una detección precoz y un rápido inicio de tratamiento.

Para llevar a cabo el diagnóstico de la disfagia se deben identificar las alteraciones en la anatomía y fisiología de la deglución. Así, el tratamiento irá encaminado en compensar o mejorar la función de estas estructuras. También debemos tener en cuenta que se puede ver alterado la regulación del apetito, la percepción organoléptica y de placer, la habilidad manual, la postura, el equilibrio, la coordinación y las respuestas fisiológicas que aparecen en el acto de comer, con el olfato y la vista (ya que nuestro cuerpo se prepara con un aumento de salivación ante un alimento “atractivo”).


En este caso, la función del logopeda es la de analizar las 4 fases en las que se divide la deglución y, así diagnosticar las alteraciones.


  • La primera fase sería la llamada “preparatoria oral”, dónde se analiza desde el reconocimiento sensorial de la comida (ya que los patrones de movimientos varían dependiendo de las características del alimento: viscosidad, sabor, temperatura, tamaño, sensibilidad oral, secreción y viscosidad salival).

    Una vez se haya introducido el alimento en la boca, se desencadena la acción muscular. Para evitar que salga de la boca sólido o líquido, el labio debe hacer un buen sellado, para ello, se precisa una respiración nasal, por lo que la vía aérea debe estar abierta.

    Después lengua y mandíbula son los encargados de mezclar el alimento con la saliva preparando el bolo para pasar a la fase oral a través de movimientos laterales y rotatorios.

  • La segunda fase, la oral, es dónde la lengua se encarga de elevarse y llevar posteriormente la comida, hasta producir el reflejo deglutorio. Ayudando la musculatura bocal a asegurar que el alimento no caiga en los surcos laterales.

  • La tercera fase, la faríngea, se encarga de transportar el bolo a través de la orofaringe al esófago salvando la vía aérea. Se eleva el velo del paladar, se anterioriza y eleva el hioides, se produce cierre glótico con addución de cuerdas vocales y se coordina la respiración.

  • La cuarta y última fase, la esofágica, es dónde el esfínter esofágico superior se abre por la presencia del bolo y con la acción de cierre del resto de válvulas. Al entrar en el esófago, las contracciones peristálticas desplazan el bolo hasta el estómago.

 
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Siendo conocedores de estas fases, se realiza la evaluación de la función respiratoria, de la anatomía oral partícipe y de las posturas facilitadoras según la lesión.

El objetivo del tratamiento será conseguir una alimentación oral con una deglución segura mientras se mantiene unos niveles óptimos de hidratación y nutrición.

Para ello, se podrán utilizar técnicas de compensación, como son la modificación de consistencias y volúmenes, el incremento sensorial (sabores ácidos, frío…). Y técnicas de rehabilitación como la estimulación de la musculatura orofacial (masajes), movilización de estructuras orofaciales y maniobras deglutorias (supraglótica, super-supraglótica, de esfuerzo, de Mendelson y de Masako).

La logopedia abarca todos los conocimientos necesarios para que la persona pueda llevar a cabo una alimentación segura, autónoma y satisfactoria.

El siguiente enlace muestra una deglución normal a través de una videofluoroscopia, mientras que este otro nos enseña una deglución anómala.