La atención es una función cognitiva que permite seleccionar la información relevante para su procesamiento más a fondo.

Existen dos tipos de atención:

• La atención pasiva, la cual la persona no dirige intencionadamente. Se basa en la capacidad de estar despierto y mantener la alerta (estado de alerta) y nos prepara para responder a cualquier estímulo externo (respuesta de orientación)

• La atención activa, en donde participan los aspectos motivaciones, siendo la persona consciente. Es una atención intencional. Esta atención se divide en cinco tipos:

• Focalizada: permite enfocar estímulos mientras se ignoran otros. Por ejemplo, ser capaz de atender a una persona que está hablando mientras se ignora el ruido de la calle.

• Sostenida: permite mantener una respuesta durante un tiempo prolongado. Ser capaz de mantenerse haciendo una actividad, como puede ser leer, durante un tiempo determinado (por ejemplo, 30 minutos) sin distraerse de otros factores.

• Selectiva: permite seleccionar la información que interese, aun habiendo otros distractores. Por ejemplo, buscar setas en medio del monte.  

• Alternante: permite cambiar el foco atencional de manera voluntaria. Como podría ser montar un mueble mientras se leen las instrucciones.

• Dividida: permite atender a varias cosas al mismo tiempo. Por ejemplo, conducir.

Todos estos aspectos de la atención se pueden trabajar en rehabilitación neuropsicológica por medio de diferentes actividades, entre las que podemos encontrar fichas de papel, juegos de mesa y aplicaciones en la Tablet.

La atención es tan importante que permite desde mantenernos despierto, seguir el hilo de una conversación, de una película hasta incluso conducir. La atención influye en nuestras habilidades intelectuales y en muchos procesos cognitivos como la memoria, pues si no estamos atentos a aquello que queremos memorizar es difícil que lo vayamos a recordar.